Op deze pagina kunt u een gedetailleerde analyse krijgen van een woord of zin, geproduceerd met behulp van de beste kunstmatige intelligentietechnologie tot nu toe:
Ada o el ardor (título original en inglés: Ada or Ardor: a Family Chronicle) es una novela de Vladímir Nabókov publicada en 1969. Posiblemente sea la más importante de sus obras, y desde luego es la que él personalmente prefería [cita requerida].
Comenzó a escribirla siendo ya un escritor famoso, esencialmente con la resaca del éxito mundial de Lolita, y fue la obra a la que más tiempo le dedicó. Comenzó a materializarse ya en 1959, mientras Lolita sorteaba la censura en lengua inglesa, si bien al principio Nabókov pensaba en dos proyectos distintos, provisionalmente titulados como The Texture of Time y Letters from Terra. En 1965 comenzó a asumir que entre ambas historias había bastante relación y finalmente se decidió por crear una única novela que escribió por completo entre febrero de 1966 y octubre de 1968. La primera versión inglesa apareció en Nueva York, publicada por McGraw-Hill, el uno de mayo de 1969 (una semana después del 70 cumpleaños de Nabókov) en una descuidada edición de 589 páginas.[1] La primera versión castellana apareció en 1976 en la editorial Argos Vergara. La traducción es de David Molinet, pseudónimo de Juan Carlos García-Borrón.
El escritor declaró en numerosas ocasiones que le gustaría ser recordado por esta larga crónica que narra la vida de sus dos protagonistas.[2] Efectivamente, la obra consiguió el apoyo entusiasta de la crítica y sigue siendo hoy día una de las favoritas de los profesionales de la literatura; sin embargo, para el gran público sigue siendo Lolita su obra más conocida y vendida.
Ada o el ardor refleja hasta el paroxismo la imaginación desbordada y el estilo rico y exuberante de Nabókov, cargado de figuras literarias, alusiones indirectas, juegos de palabras y referencias a menudo opacas incluso para el lector más atento. Ante ello, no pueden obviarse las propias afirmaciones del escritor: «El principal favor que le pido a la crítica seria es que sea lo bastante perspicaz como para entender que, con independencia del término o el tropo que use, mi intención no es ser jocosamente llamativo ni obscurecer de forma grotesca el texto, sino expresar lo que siento y pienso con la más extrema veracidad y percepción.»[3]